The Fray - You Found Me (LOST)

lunes, 20 de octubre de 2008

Llegada a Roma

3 de septiembre
Día 1. A las 12,30 volamos a Roma-Fiumicino desde Madrid, con Alitalia. En el avión repartieron un sándwich y bebida, así que fue llegar, recoger la maleta y salir para la estación de tren del aeropuerto, desde donde salen los Leonardo Express cada 30 minutos. Ya en el aeropuerto hacía un bochorno horrible, muchísima humedad... luego nos dijeron que ni en agosto habían pasado tanto calor en Roma.

El tren la verdad que no hace una buena bienvenida a los turistas, es sucio, viejo y huele mal, un anticipo de lo que verás en algunas zonas de Roma.

A los 40 minutos llega a la estación de Termini, en pleno centro de Roma. Nosotros pasábamos cuatro noches en un “hotel”, y las tres siguientes en otro, ambos muy cerca de Termini. En realidad eran como apartamentos adaptados como hotel: en el primero, cuatro habitaciones con su baño cada una, con pequeña recepción y cocina comunes, con desayuno incluido; en el segundo, igual pero solo dos habitaciones.

Tras soltar la maleta y ducharnos, a las 18,30 lo primero que quisimos hacer fue ir en busca del Coliseo y creernos entonces que estábamos en Roma. A lo lejos ves una gran mole, y ya no la pierdes de vista, sorprendiéndote más a cada paso que das. Las primeras postales que compramos ya cayeron en este camino. Lo vimos de día, y nos sentamos en una terraza para tomar una cerveza mientras lo contemplábamos...y nos anocheció y lo vimos también iluminado. Lo rodeamos, es inmenso, y nos acercamos al Arco de Constantino, para seguir alucinando.



Después de muchas fotos, nuestro siguiente destino era la Fontana de Trevi, todo andando, aún no nos habíamos hecho al metro ni al bus, y nuestros pies no estaban destrozados. Nos alejamos del Coliseo por la Via de los Foros Imperiales, un camino incómodo, porque no te puedes resistir a mirar hacia detrás para ver la fachada del Coliseo una vez más. Pasamos por los foros de César, Augusto, la Columna Trajana... hasta llegar a la Plaza Venecia, donde está el Monumento a Vittorio Emmanuel o Vittorino, con el Altar de la Patria, ya iluminado. Es verdad que el edificio es una obra de arte, descomunal, pero está puesto con muy malas ideas en una de las zonas arqueológicamente más sagradas. Es como si en el siglo XX se hubiera querido ensombrecer a todos los foros anteriores creando este Monumento.

La Vía del Corso es de las más grandes y con mayor número de tiendas. A la derecha tomamos la Via delle Muratte, una calle atestada de puestos ambulantes con postales y demás, nos llevó directos a... al McDonald, donde paramos para comer, porque aún no sabíamos dónde era aconsejable. A unos pasos se empieza a escuchar mucho jaleo, pero por mucha gente que haya, de fondo escuchas algo maravilloso, el agua de la Fontana de Trevi. Tampoco es que este monumento estuviese entre mis preferidos, aunque el cine ha hecho mucho, y cuando estás allí ves unas estatuas colosales, una obra de arte impresionante. Y sí, eché mi moneda, de 2 céntimos que hace el mismo efecto, para volver alguna vez a Roma.

Para terminar, nos fuimos de vuelta al hotel, andando para toparnos con más cosas... la plaza Barberini, con la fuente del Tritón de Bernini, la basílica de Santa Maria la Mayor, donde se encuentra uno de los obeliscos. Este de la plaza del Esquilino, fue construido en Egipto y llevado a Roma probablemente en el reino de Domiciano. Se desconoce quien trasladó el obelisco a Roma, pero se considera una imitación de los antiguos obeliscos egipcios. Fue encontrado entre las ruinas del Mausoleo de Augusto, detrás de la Iglesia San Rocco, en el siglo XVI. El Papa Sixto V le encargó a Doménico Fontana su levantamiento cerca de la Gran Basílica del Esquilino en 1587.

1 comentario:

ruinasimpermeables dijo...

DAVILÍN!!k eres un impaciente, m gusta mucho tu blog. Malegro mucho de k ayamos recuperado la relación, pero malegro x ti jaja. Muchos bss wapo y sigue aciendo miles d fotos, loco.